El Reino de Jesús es otro rollo

Un proyecto político jamás se va a comparar con el proyecto del Reino que proclamó Jesús de Nazareth. Lo de Jesús es otro rollo que va más allá de cualquier planteamiento humano. Es inabarcable e inútil quererlo reducir a una idea. Es peligroso para los poderes fácticos. Se constata por el hecho de que quienes dieron muerte a Jesús fueron, precisamente, el poder político y religioso y quienes han dado muerte a los testigos del resucitado han sido los mismos poderes. A Monseñor Romero, por ejemplo, le dieron muerte el poder políticomilitar y sus mismos hermanos de báculo que no entendieron su mensaje. La historia sigue repitiéndose 2000 años después con los seguidores del crucificado. El ala radical de tiempos de Jesús, la figura más visible fue Barrabás, deseaba un libertador que por la fuerza terminara con los romanos, sin embargo Jesús rechaza rotundamente ese método violento, por el contrario, exige perdonar a los enemigos. El Reino de Dios no es poder para dominar. En el seguimientos de Jesús una cosa es bien notable: si te acercas a los pobres debes despojarte de todo, te debes alejar del poder y si te acercas al poder te alejas de los pobres; pero, si abandonas a los pobres pierdes el rumbo porque no puedes servir a Dios y al dinero al mismo tiempo. En estos tiempos más que hablar de Jesús, el Evangelio nos exige una experiencia profunda y comunitaria de Cristo. Esa experiencia solo puede vivirse desde los crucificados. Así lo hicieron los mártires. También nos enseñaron que ya no son posibles las grandes revoluciones ni los grandes cambios. Los cambios y revoluciones vienen desde dentro, desde lo pequeño, pero eso pequeño debe ser certero. Muchas prácticas piadosas se quedan simplemente en un especie de contemplación del crucificado, pero no llevan a la contemplación de los pobres y crucificados concretos de nuestro tiempo. A veces nos quedamos con una fe intimista entre Cristo y yo, sin pasar al peldaño de la solidaridad, el de ayudar a bajar de la cruz a los cristos crucificados a consecuencia de tanta injusticia. Este compromiso es político, pero no partidario. Esta unión entre fe y política es necesaria ¿La iglesia debe meterse en política? Sí, si no lo hace habría que preocuparse. Su esencia es la denuncia y anuncio de algo bueno, es su misión. Los poderes caerán por su propio peso. Decir que Cristo ha resucitado, es decir que nada está perdido. El mal no tiene la última palabra. Por la resurrección, Dios hace justicia ¡Felices pascuas de resurrección!